Nos rendimos los dos a fingir como tontos que él era mi marido y yo era su
mujer, pero al cabo de un tiempo yo no quería ser su esposa y el quiso volver a
ser el hombre infiel. Ahora él esta feliz volvió con la idiota yo recorro las
calles buscando otro hombre, aprendí que mentirse tiene patas muy cortas que
siempre la costumbre va a matar al placer, va a matar al placer no no no ...
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